Fenrir y su camada.

Yace en su cubil la Loba,
ha parido con dolor,
el hijo de Loki se aleja
de sus intrigas y su pasión.
Es la tierra firme,
es el monstruo apocador.
Quien devorara a la Luna
y devorara el Sol.

Se yergue a la entrada de la cueva,
el hocico apuntando el cielo,
las cuatro patas en el suelo,
no hay inestabilidad en él.
Nada que deba temer,
pues sabe que en algún momento,
tendrá que vencer.

Temed a Fenrir, el Trol
temed a Fenrir el Lobo,
temed a Fenrir que si lo dejáis,
devorara todo su mundo.
Lloraran los cuervos volando apenas,
lloraran mientras él se relame,
y sonreirá mientras sus hermanos,
se despojan lo restos divinos
e ignoran los restos humanos.

Huid del lobo y su camada,
devoran el alma y dejan la carne,
en el suelo de su morada,
como si fuera una cascara vacía,
como máscaras desusadas.

Celebra.

Ríe y baila el demonio,
pisoteando lo conseguido,
mientras sonríe con una linea
que recuerda a cuerpo celeste.

Con las pezuñas aplasta,
todo lo que una vez fue,
Poco le importa el alma,
que vivía entre los restos.

Ríe demente,
mientras la rabia y el dolor se desborda,
mientras el miedo tapona las salidas,
mientras las lagrimas se amontonan.

Se hunde pero no se ahoga,
solo disfruta en el agua salada,
abre la boca y se relame,
jactándose de su hambre.

Levanta el trofeo con una ese grande,
Ese de Soledad, Ese de Sangre,
Ese del sufrimiento que hace daño.

Celebra el demonio,
pisoteando lo conseguido,
moler en el suelo a la humanidad,
destruir de un golpe, un montón de vidas.

 

Sólo

Vaga el alma solitaria por el páramo herida,
vaga preguntándose quien fue en su vida.
La memoria ha perdido, los recuerdos la abandonan.
¿Quién fue ayer? ¿Quien es ahora?
Apenas fragmentos destrozados de su mente enferma,
se aferran aun a su destrozada cabeza.
¿Quién?¿Cómo?¿Cuando?¿Dónde?
Aun las preguntas de siempre suenan incompletas.

Vaga herida el alma, rengueando,
mientras, a su paso, tras de si va dejando,
huellas liquidas de lagrimas vertidas
que brotan por las hendiduras de sus heridas.
Vaga el alma confundida, sola y abatida.
¿Habrá sido también así en vida?
¿habrá vagado igual de perdida?

Gira y vira nuevamente, de su destino olvidada,
y mira al suelo anonadada.
¿De quien son esas huellas que avanzan
pegadas a las mías pisando mi llanto?
se pregunta con duda y espanto,
sin saber que son las suyas propias
del camino desandado.

Pues no tiene compañía,
nadie que cura la herida,
una eternidad solo es lo que le espera,
Aun sin saber por que merece esa condena.

Triunfo

Encontró el demonio buscando en el suelo.
A la larva agazapada de la humanidad durmiendo su consuelo.
Se ocultaba en la esquina de un máscara de hombre tallada,
a la criatura oculta escrutó con la mirada.
Aprecio su fuerza y su perseverancia,
por alcanzar la esquiva luminiscencia,
de esa Luna que cada vez más se alejaba.
-Acaso ¿No se rendía la conciencia?
¿De donde saca tanta fuerza?
¿No moría la esperanza?-
Levantó a la larva inmunda
hasta un suave rayo de luna.
Y vio como vibraba, crecía,
como se hinchaba agradecida.
Ensanchó la sonrisa.
Realmente es admirable su voluntad,
cómo aun inútil hace frente a la verdad.
Solo había una cosa que el demonio admiraba más,
más que la persistencia y la humildad.
y ere ese regusto ácido cuando llegaba al centro.
Pensó mientras desprendía al insecto.
y  lo dejaba caer con ansias en su boca.
-mm… humanidad, tu sabor me vuelve loca-

Crisálida

¿Llora la larva al convertirse en capullo?
Se acomoda herida y se duerme en un arrullo.
en su lecho de hojas de oro y espinas,
retoza, retoza y se queda dormida.

¿Extrañara la tierra en la que siempre ha morado?
¿Se preguntara por las rocas que atrás ha dejado?
¿Se llenara de pesar su alma al recordar
las historias y recuerdos que deja atrás?

cuando la seda enmascare su cuerpo,
Y cuando se endurezca por fuera,
como ya lo hizo por dentro.
Suspirara la larva un lamento.

Mas aun así sigue adelante,
Ignorante al ave que, acechante,
está pendiente de sus movimientos,
despreciando su atrevimiento.

Hoy, en la crisálida hay una grieta.
que recorre desde los pies inquieta
hasta llegar hasta la base de su espalda,
¿significara eso que ya abrirá sus alas?

Arriba en lo alto el cielo le espera,
Y en ese cielo la Luna inquieta.
También espera el ave del mundo a su vera,
lista para devorar sus alas y devolverle a la tierra.

La luz de la luna ha llenado su cuerpo de alas,
le ha instado a pensar en un nuevo mañana.
La tierra de sus pies se ha despedido,
pronta esta la larva a dejar su nido.

Y ahora que el tiempo ha llegado,
¿llorara ahí dentro escondido?
¿Y cual sera luego su destino?
¿la seguridad de la tierra o el cielo divino?

 

Luna Necesitada.

Avanzo por mi desierto,
con la madera protegiendo mi rostro
del viento,
de todo aquello que no quiero vea,
como estoy sufriendo.

Anhelante,
avanzo siempre adelante,
En busca de ese fugaz brillo
que vi de reojo en ese instante.

Mas en mi penitencia
debo mantenerme entero,
no puedo soltar un grito,
no puedo llorar si quiero.
Cumplo mi condena con esmero.

Pues entiendo este castigo,
que me puso la vida por mi insolencia.
Por no honrar mi credo,
por haber escuchado las palabras,
que los demonios susurraron en mi conciencia.

Seguiré entonces caminando,
tras tu luz apenas vislumbrada,
aunque pierda la cabeza,
si no la he perdido ya.

 

Luna Vislumbrada

Noche tormentosa,
de nubes borrascosas,
vaga por el desierto el sacerdote
tras haber ofendido a sus Dioses.

No veras más su luz,
no le volverás a ver en tu vida.
se le había condenado,
Por haber sucumbido ante el enfado.

Con los pies heridos,
el sacerdote cayo rendido,
saco de su cinto un cuchillo.
¿Tenia aun sentido?

Observo su blondo filo,
contrastado contra el cielo encapotado.
¿Valía la pena el suplicio,
por un Dios que no le había favorecido?

Alzo el filo hacía el cielo
y luego lo giró hacía su pecho.
Todo sería tan fácil, pensó.
Pero un destello brillo a lo lejos.

Se levantó de un salto,
ignorando las yagas en sus pies,
solo un destello, plateado de Luna,
luz que conocía bien.

Inspiró hondo y continuó su camino,
en su cinto guardó su cuchillo.
Le bastaba con esa pequeña esperanza,
vislumbrada cerca del atardecer.

 

Luna que aleja los demonios.

En medio de la habitación,
el invocador temblaba.
los ojos temerosos,
las manos apretadas,
A su alrededor un circulo brillaba.

Frente a el en el suelo,
solo par de velas quedaban,
un par de cientos,
que cuando fue su momento,
su ritual maldito iluminaban.

En medio del circulo el brujo lloraba,
Algo había salido muy mal,
el circulo de protección estaba mal dibujado.
el pentagrama estaba mal trazado.
Y ahora estaba a merced del mal.

Solo la luz de la vela le había salvado.
Lunas benefactoras en medio de la oscuridad,
pero ahora solo una de ellas quedaba.
El ultimo cirio que brillaba,
Y ahora acababa de titilar.

Podía sentirlos reptando entre las sombras,
acercándose a su cuerpo cada vez más.
olisqueando y observándolo,
esperando y amenazándolo,
Sin asomo de intento de dejarlo en paz.

Eres la luz que mantiene los demonios a raya,
pensó él metafóricamente mientras recordaba,
a su eterna, alejada e imposible amor.
Ahora ¿de que sirvió el dolor?
¿de que sirvió todo este truco para poseer a su amada?

La vela, luna de esperanza menguó nuevamente.
De su boca salio un gemido,
En las sombras, que se comenzaban a acercar,
algo se preparó a saltar
a la vez que soltaba un aullido.

Adiós a la luz de la vela,
El brujo, amante, mago quiso retroceder,
volvió a chillar desprotegido,
y una masa amorfa soltó un rugido,
Y nada del hombre quedó al amanecer.

 

 

Cuello arriba.

Heme aquí de rodillas,
con la frente pegada al piso,
Con la cola entre las piernas,
reprimiendo un gemido.

Perdóname, por favor te pido.
por favor olvida mis ladridos,
disculpa aquellos aullidos,
que lance sin haberlos sentido.

No soltaré un solo suspiro,
haced lo que quieras conmigo.
Mantendré mis garras guardadas,
mantendré los dientes escondidos.

Solo no me dejes aquí perdido,
en este sitio baldío.
Estas no son sombras amigas,
son demonios esperando un olvido.

Quédate aquí conmigo,
no me prives de tu brillo,
enciérrame, átame,  castígame,
déjame quedarme contigo.

Con el cuello arriba, te lo ruego,
a ti estoy sometido:
has lo quieras te lo pido.
Pero no abandones a un corazón canino.

Esperanza

Llora la larva,
en las profundidades llora.
entre los pies de los monstruos
sigue llorando.

Llora La larva dormida,
recordando otro tiempo
en que estaba plena de vida.
inmensa y de luz henchida.

Cuando cantaba bajo la luz de la luna,
Cuando esa misma luz la mantenía viva.
Ella que pensó que para siempre duraría.
Se encontró de pronto sin luz, sin alimento y sin vida.

Y mientras se encogía por la falta de alimento,
Otros monstruos y demonios se apoderaron de su reino.
Ahora solo puede mirarlos desde el suelo.
como se apoderan de su mundo y pisan su cuerpo.

Así que la larva sólo espera,
a que su astro querido regrese.
y que perdone lo que sea haya hecho
Y que con su sagrada luz le eleve.

Mas por mientras solo llora,
escondida bajo la máscara de un demonio.
con la esperanza de que cuando la luna regrese,
simplemente no sea demasiado tarde.