Triunfo

Encontró el demonio buscando en el suelo.
A la larva agazapada de la humanidad durmiendo su consuelo.
Se ocultaba en la esquina de un máscara de hombre tallada,
a la criatura oculta escrutó con la mirada.
Aprecio su fuerza y su perseverancia,
por alcanzar la esquiva luminiscencia,
de esa Luna que cada vez más se alejaba.
-Acaso ¿No se rendía la conciencia?
¿De donde saca tanta fuerza?
¿No moría la esperanza?-
Levantó a la larva inmunda
hasta un suave rayo de luna.
Y vio como vibraba, crecía,
como se hinchaba agradecida.
Ensanchó la sonrisa.
Realmente es admirable su voluntad,
cómo aun inútil hace frente a la verdad.
Solo había una cosa que el demonio admiraba más,
más que la persistencia y la humildad.
y ere ese regusto ácido cuando llegaba al centro.
Pensó mientras desprendía al insecto.
y  lo dejaba caer con ansias en su boca.
-mm… humanidad, tu sabor me vuelve loca-

Luna alcanzada

Sentado a la orilla del desierto
el monje se pregunta.
Los pies al borde del barranco,
por encima de un cristalino lago.

Sobre él atisba por fin a su luna,
la máscara esta al lado destrozada.
¿por que ahora que al fin te he alcanzado,
Oh Selene, te ves tan lejana?

¿Se refleja la Luna en el lago,
o es la del lago la Luna verdadera?
¿O son ambas ilusiones?
¿Existió alguna vez más allá de sus visiones?

Sintió por vez primera hace mucho
el viento en su rostro.
una caricia suave y consoladora.
Un recuerdo de un mundo que le adora.

Miro hacía atrás el monje.
La luna sonriendo en el horizonte.
¿De burla o de consuelo?
¿cómo averiguar sus intenciones?

Cerró los ojos con rabia,
de no poder entender la verdad,
de no tener en su mano la verdad.
crispó los labios en desespero.

-Bien, quizás no vuelo.
pero en ti creo.
A tus brazos voy aunque me rechaces.
Aunque mi recompensa solo sea el desconsuelo.

-cerraré la boca hasta entonces
y emprenderé el vuelo.
No veras mi imagen hasta que sea inminente,
mi llegada a tu azulamarillo puerto.

-Y entonces sabremos Luna mia,
el secreto de tu sonrisa.
Y podré saber que verdad oculta,
en el centro de tu brisa.

Abrio los brazos el monje,
cual si sus manos fuesen alas,
Se hecho abajo del monte,
hacía el vacío y la nada.

Sólo armado con su esperanza,
Y la daga de su indiferencia clavada al pecho.
Dejando atrás máscara y suelo.
cayo en la oscuridad del mar junto al desierto.

Imposible saber si es que ha muerto
imposible saber si alzo el vuelo.
Sólo ella lo sabrá en su momento.
sólo ella o su ilusión o su reflejo.

Crisálida

¿Llora la larva al convertirse en capullo?
Se acomoda herida y se duerme en un arrullo.
en su lecho de hojas de oro y espinas,
retoza, retoza y se queda dormida.

¿Extrañara la tierra en la que siempre ha morado?
¿Se preguntara por las rocas que atrás ha dejado?
¿Se llenara de pesar su alma al recordar
las historias y recuerdos que deja atrás?

cuando la seda enmascare su cuerpo,
Y cuando se endurezca por fuera,
como ya lo hizo por dentro.
Suspirara la larva un lamento.

Mas aun así sigue adelante,
Ignorante al ave que, acechante,
está pendiente de sus movimientos,
despreciando su atrevimiento.

Hoy, en la crisálida hay una grieta.
que recorre desde los pies inquieta
hasta llegar hasta la base de su espalda,
¿significara eso que ya abrirá sus alas?

Arriba en lo alto el cielo le espera,
Y en ese cielo la Luna inquieta.
También espera el ave del mundo a su vera,
lista para devorar sus alas y devolverle a la tierra.

La luz de la luna ha llenado su cuerpo de alas,
le ha instado a pensar en un nuevo mañana.
La tierra de sus pies se ha despedido,
pronta esta la larva a dejar su nido.

Y ahora que el tiempo ha llegado,
¿llorara ahí dentro escondido?
¿Y cual sera luego su destino?
¿la seguridad de la tierra o el cielo divino?

 

Luna Necesitada.

Avanzo por mi desierto,
con la madera protegiendo mi rostro
del viento,
de todo aquello que no quiero vea,
como estoy sufriendo.

Anhelante,
avanzo siempre adelante,
En busca de ese fugaz brillo
que vi de reojo en ese instante.

Mas en mi penitencia
debo mantenerme entero,
no puedo soltar un grito,
no puedo llorar si quiero.
Cumplo mi condena con esmero.

Pues entiendo este castigo,
que me puso la vida por mi insolencia.
Por no honrar mi credo,
por haber escuchado las palabras,
que los demonios susurraron en mi conciencia.

Seguiré entonces caminando,
tras tu luz apenas vislumbrada,
aunque pierda la cabeza,
si no la he perdido ya.

 

Grietas

Crece la grieta en la máscara,
por haber sido forzada.
¿cómo no iba a agrietarse.
si es más grande que ella misma
lo que guarda?

¿Cuanto durara intacta?
¿Cuanto resistiendo forzada?
¿Cuando estallará en pedazos?
Dejando salir el alma atrapada.

Crece la larva bajo ella,
aun a pesar de la luz privada.
De hecho gracias a esa privación,
Se va haciendo más fuerte su determinación.

Sólo el tiempo sabrá la respuesta,
Hasta cuando resiste pero mientras,
la grieta crece y crece.
Sólo el tiempo sabrá la respuesta.

Luna Vislumbrada

Noche tormentosa,
de nubes borrascosas,
vaga por el desierto el sacerdote
tras haber ofendido a sus Dioses.

No veras más su luz,
no le volverás a ver en tu vida.
se le había condenado,
Por haber sucumbido ante el enfado.

Con los pies heridos,
el sacerdote cayo rendido,
saco de su cinto un cuchillo.
¿Tenia aun sentido?

Observo su blondo filo,
contrastado contra el cielo encapotado.
¿Valía la pena el suplicio,
por un Dios que no le había favorecido?

Alzo el filo hacía el cielo
y luego lo giró hacía su pecho.
Todo sería tan fácil, pensó.
Pero un destello brillo a lo lejos.

Se levantó de un salto,
ignorando las yagas en sus pies,
solo un destello, plateado de Luna,
luz que conocía bien.

Inspiró hondo y continuó su camino,
en su cinto guardó su cuchillo.
Le bastaba con esa pequeña esperanza,
vislumbrada cerca del atardecer.

 

Esperanza

Llora la larva,
en las profundidades llora.
entre los pies de los monstruos
sigue llorando.

Llora La larva dormida,
recordando otro tiempo
en que estaba plena de vida.
inmensa y de luz henchida.

Cuando cantaba bajo la luz de la luna,
Cuando esa misma luz la mantenía viva.
Ella que pensó que para siempre duraría.
Se encontró de pronto sin luz, sin alimento y sin vida.

Y mientras se encogía por la falta de alimento,
Otros monstruos y demonios se apoderaron de su reino.
Ahora solo puede mirarlos desde el suelo.
como se apoderan de su mundo y pisan su cuerpo.

Así que la larva sólo espera,
a que su astro querido regrese.
y que perdone lo que sea haya hecho
Y que con su sagrada luz le eleve.

Mas por mientras solo llora,
escondida bajo la máscara de un demonio.
con la esperanza de que cuando la luna regrese,
simplemente no sea demasiado tarde.

Luna perdida.

El sacerdote de la Luna ha marchado de rodillas,
a recorrer cuencas, mares, cientos de millas.
Pagando penitencia hasta el fin del día.
Esperando su hora para decir que lo sentía.

Dentro del templo había gritado.
por que la luz de la luna no sólo a él había alumbrado.
Exigía retribución por todo su esfuerzo.
quería un trato especial por todos sus rezos.

Cierto era, que nadie más que él se esforzaba tanto.
cierto era que llenaba la noche de la luna con sus cantos.
cierto era en su mente nada más importaba,
que la felicidad de la luna, de su amada.

Y cuando la luna entro esa tarde en el templo,
y su luz barrio lánguidamente el suelo.
Llegó por igual para devotos y blasfemos
y el se ofendió de no haber sido el primero.

¿Para que me nombraste de todos tus seguidores el más querido?
¿Para que sirvió mi esfuerzo? ¿el sueño perdido?
Todo con tal de entregarte una sonrisa
¿y no eres capaz de alumbrarme en mi misa?

La luna no sonrió más y se apago de pronto.
Ya no estaba, ni su luz, ni su fuego ni su contorno.
De las entrañas de la gente subió un murmullo de miedo,
que se trastoco en rabia, inseguridad y cayo en su pecho.

El sacerdote de la Luna ha vuelto de rodillas,
a recorrido cuencas, mares, cientos de millas.
Pagando penitencia hasta el fin del día.
Esperando su hora para decir que lo sentía.

Con la eterna esperanza de que ella,
aun a pesar de todo, sabría que lo sentía.
Con la esperanza de que ella.
nuevamente volvería.