El silencio de su cuerpo
se recorta contra la noche
haciendo silueta en la luna
mudo reproche.
De un futuro inconcluso,
de una historia no terminada
del destino recluso
de la mundanidad encadenada.
Pudo más la gravedad de la tierra,
pudo más la comodidad del alma,
que el viento que soplaba afuera.
Pudo más la seguridad y la calma.
Y ahora sopla el viento de nuevo
y la noche canta su llamada.
Es el sonido del abismo eterno
esperando, lanzando su carnada.
Tira el dolor de su cuerpo,
tira buscando el alivio,
para perpetuar su propia existencia,
buscando aquello que le hizo estar vivo.
Y su voz enmudecida llama,
desde la noche inquieta.
y encerrada en el fondo de su guarida
la esperanza escucha atenta.