Noche

El silencio de su cuerpo
se recorta contra la noche
haciendo silueta en la luna
mudo reproche.

De un futuro inconcluso,
de una historia no terminada
del destino recluso
de la mundanidad encadenada.

Pudo más la gravedad de la tierra,
pudo más la comodidad del alma,
que el viento que soplaba afuera.
Pudo más la seguridad y la calma.

Y ahora sopla el viento de nuevo
y la noche canta su llamada.
Es el sonido del abismo eterno
esperando, lanzando su carnada.

Tira el dolor de su cuerpo,
tira buscando el alivio,
para perpetuar su propia existencia,
buscando aquello que le hizo estar vivo.

Y su voz enmudecida llama,
desde la noche inquieta.
y encerrada en el fondo de su guarida
la esperanza escucha atenta.

Donde la Luna ya no brilla

Donde la luna ya no brilla.
De la luz imperecedera
duermen las semillas
debajo de la tierra.

Yace la esperanza maniatada
en capullos de papel mache y madera,
larvas de una vida pasada,
larvas de otra era.

¿Volverán a elevarse las Actias Luna,
En las noches sin estrellas?
¿Ahora que la Luna ya no brilla,
volverán a brillar ellas?

Duermen los capullos bajo tierra,
cubiertos de rutina y olvido.
Ocultos de la ruina y de la guerra,
Sólo confiando en el Destino.

Dice la profecía de la espera,
de aquellos que el rostro esconden.
«Volverá a remecerse la Tierra,
cuando atraviese el cielo su nombre».

«Se derrumbarán los montes,
se separará el suelo,
brotarán d aquellos que se esconden
sus manos estirándose al cielo».

Cuando se cumpla la profecía,
todo comenzará de nuevo,
Sed, mientras, albores del nuevo día,
encerradas dentro de vuestros huevos.

Sed, mientras, la esperanza escondida
detrás de la máscara del secreto,
Donde la Luna ya no brilla,
donde duermen hasta los sueños.

La marca

Por ti,
adopté la marca,
por ti,
la incluí en mi vida.
esa vida, que antes de conocerte,
era una historia ya escrita,
hecha a medida,
un relato sin correcciones,
hasta que llegaste tú,
tú y tus pasiones.
Y mis paginas,
sin un sólo manchón de tinta,
se llenaron de anotaciones,
notas al pie y subrayados,
y, sobretodo,
tantas interrogaciones.
Y mis versos,
ordenados antes,
se dispararon dispersos
rindiéndole culto al Kaos,
un culto a la Luna,
a su hado,
a su multitud de facetas
y a su presencia
a veces oculta,
pero siempre ahí al lado.
Fue por ti,
Que adopte la marca
Aquella Luna misteriosa
que cierra todas mis preguntas.

 

El rey exiliado

Cada vez que se alinea,
la Luna con el cielo estrellado,
coge el Rey exiliado,
su máscara nívea,
su manto estropeado,
y regresa a sus tierras natales
en busca de lo dejado.

Vaga por vías conocidas
degustando el pasado,
buscando aquello que ha dejado
atrás en el olvido.
No es sencillo,
pues a veces ni siquiera recuerda,
Que busca con tanto anhelo
entre almas y entre piedras.

Hasta que el tiempo se acabe
y los aullidos lo obliguen
a volver al reino salvaje
a yacer, semidormido.
Escondido,
hasta que la convergencia
dure para siempre,
y pueda vestir la mascara y su manto
eternamente.

Canto final: Gloria

Alza la mano,
el héroe aguerrido,
la espada hacía la Luna,
desafiado su sino.
Ha vencido,
sobre el cadáver de aquel cruel bicho
el gran caballero sonríe henchido.
No fue fácil,
menos sencillo.
Torcerle la mano al destino.

Dejar las tierras queridas,
las viejas costumbres
y los mismos ciclos.
evadir el legado
que dejó su padre grabado,
en el futuro de sus hijos.

La princesa toma la mano,
de aquel que hasta ayer,
sólo era un campesino.
¿Cuanta gloria,
cuantos cantos,
loaran al hombre aguerrido,
al de males asesino,
al orgulloso limpiador de caminos?

Al fin el hombre sonríe satisfecho,
A sus pies el mundo goza,
ahora que ya no corren peligro
todo el reino salta de alegría,
a lo lejos algunos lloran,
pero a lo lejos.

Armaggedon.

Corren las almas sin cuerpo,
a buscar refugio en su mundo agonizante.
huyen ahora demonios, faunos, atlantes,
porque finalmente ha llegado el tiempo.

Desde el cielo sin astros cae el desastre,
grandes y frías gotas de rabia salada,
convirtiendo de un toque lo creado en nada,
arrasando con todo en un instante.

¿Qué será del mundo sin Luna cuando todo muera?
Sobrevivirá y se reconstruirá nuevamente
o surgirá tras sus cenizas una nueva tierra.

¿Volverán a alzarse los castillos y los puentes?
¿Nacerán nuevas presas? ¿nacerán nuevas fieras?
¿O se perderá en el olvido, en el olvido para siempre?

 

Diosa

Un espejo en el cielo,
una diosa enmarcada,
una diana plateada
donde dirigir nuestros versos.
Te elevaste de la espuma
del vientre de tu madre
y dominaste,
como una Diosa,
todo lo que tu sombra toca.
Se te honra, día a día,
en verso y en prosa.
y aunque el tiempo te haya,
llevado muy lejos,
donde no te tocan
más que las palabras y sus ecos.
Déjame decirte que aun quedan,
entre riscos y penan,
los que a tu imagen rezan.

Faro

Cuando no halle mi barco
la costa de mi cordura,
sal  radiante de la negrura.
como luz en el horizonte.

Vístete de plateada Luna,
que tu voz destruya la noche,
tu sonrisa la estrella más pura,
sea  foco tu dulce reproche.

Se el  faro  sobre  la  roca,
mano luminaria que evita
mi zozobra y mi caída,
se tú, querida, mi guía.

Se tú mi sol y mi luna,
se tú mis estrellas,
se tú el piadoso mapa
que evita mi caída.

por la orilla de mi mundo.
hacía la orilla de tu mundo.

El perro enamorado.

Aúlla el perro enamorado,
de la luna se ha prendado.
Aúlla el perro, aúlla,
pensando que no todo está perdido.

Piensa ya ido,
que la distancia es salvable.
Que si salta muy, muy alto,
hasta puede que le alcance.

En el cielo, la luna coqueta.
sonríe inalcanzable.
y , con picardía, un ojo le cierra.

El perro al fin ya no aguanta,
salta altísimo hasta su meta,
pero al caer se hiere una pata.

Desde el suelo mira, apenado,
la Luna que su sonrisa entrecierra,
suspira y se soba, se lo ha ganado,
por no apreciar bien la tierra.

 

Imagen obtenida del sitio de Cristina Borobia.

A la sombra de la Luna

A la sombra de la Luna
yace un hombre muerto,
no por fuera, sino por dentro,
el pastor de lobos que yace durmiendo.

En su rostro una mascara sonriente
disimula el gesto,
los brazos caídos,
en mudo desconsuelo.

Y en el pecho,
abierto un hueco,
por donde se cuelan,
la oscuridad, el tiempo y el viento.

Su propia ave lo ha abierto,
de ojos verdes como lago muerto,
Y por ahí se ha escapado una Luna,
globo fugitivo de sentimientos.

Un agujero rodeado de carne,
Abismo poblado de sentimientos.
donde sólo una estrella solitaria,
brilla en su negro cielo.

Para entrar a su mundo es necesario un salto,
detenerse en la orilla del abismo,
y dar un paso adelante, aguantar el respiro
y atravesar el rielar fantasma que brilla en lo bajo.

A la ausencia de la Luna,
va pululando la vida,
como larvas dormidas,
creciendo y surgiendo.

Criaturas, ciudades,
fortalezas y paisajes,
demonios, ángeles,
mentiras y verdades.

Y el hombre sin rostro mira hacía adentro,
al mundo que crece dentro de su pecho.
una lagrima cae, furiosa, al centro,
pues esta condenado sólo a eso, a verlo.

Jamás podrá saltar su propio abismo,
jamás reinar sobre su propio reino.
condenado a vivir expectante,
alimentándose de sus propios sueños.