Poder sacar tus palabras,
del otro lado del espejo,
donde florecen día tras día
y mueren noche tras noche.
Volverlas semillas,
sin discriminar las más bellas,
todas ellas,
de las más grandes a las más pequeñas.
Sembrarlas en mis sueños,
en el mar de la nostalgia.
y que cada una de ellas de un fruto
con las que alimentar el alma.
Para que no muera de hambre,
para que no muera de frío,
para que no muera de pena,
para que no muera de olvido.
Y un día apartar el follaje,
de aquel bosque cultivado,
y mirarte, enmarcada en sinople,
sonriendo como aquellos días.
Un gran jardinero, al que admiro muchísimo, me dice siempre que no hay malas hierbas, que hay un uso poco adecuado de las que tienes. Pero con las palabras ¿sucede lo mismo?, ¿somos capaces de sembrar indiscriminadamente y que nos valga lo que salga?
Siembras cualquier cosa y resulta, que en el ventoso otoño te quedas sin protección porque la muy vaga se ha echado a dormir y te priva de su abrigo. ¿Hay palabras así, estacionales, que sólo te cobijan cuando no lo necesitas?
PS.—La palabra «sinople» me encanta. Bueno, y en general, las palabras relacionadas con la heráldica. Mira, ahí tienes unas cuantas que sí te abrigan siempre.
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Verso en prosa es lo suyo. Pero debo decir que no tengo respuesta a su pregunta aunque me inclino por la de vuestro amigo jardinero, todas las palabras son bellas y hermosas a su manera, somos nosotros, con nuestros filtros y manías que no sabemos aprovecharnos ni disfrutar de sus características únicas.
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Precioso poema!
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Hoy ha sido un día de intenso trabajo en el jardín, que tendrá un premio en sí mismo. Un abrazo.
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Ni que lo digas, eso es lo bueno de escribir: la gratificación es instantánea.
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Precioso poema. Hay mucha nostalgia, ternura y amor en tus bellos versos. Gracias, poeta. Besos a tu alma.
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Gracias a ti amiga por estar.
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Le noto poco inspirado señor de la máscara… Se extrañan sus letras.
Buen fin de semana.
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Y yo los extraño a ustedes. Pero Kronos ha estado especialmente inclemente estos días.
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