Avanzo por mi desierto,
con la madera protegiendo mi rostro
del viento,
de todo aquello que no quiero vea,
como estoy sufriendo.
Anhelante,
avanzo siempre adelante,
En busca de ese fugaz brillo
que vi de reojo en ese instante.
Mas en mi penitencia
debo mantenerme entero,
no puedo soltar un grito,
no puedo llorar si quiero.
Cumplo mi condena con esmero.
Pues entiendo este castigo,
que me puso la vida por mi insolencia.
Por no honrar mi credo,
por haber escuchado las palabras,
que los demonios susurraron en mi conciencia.
Seguiré entonces caminando,
tras tu luz apenas vislumbrada,
aunque pierda la cabeza,
si no la he perdido ya.
Una aclaración precisaría, caballero… La imagen de la madera protegiendo el rostro, me evoca una imagen de una máscara, ¿era tal su intención o me he ido por los cerros de Úbeda? 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Para nada, va usted por buen camino, esos son guiños para los lectores frecuentes. para mi y para…me encantan esos regalillos.
Me gustaLe gusta a 1 persona