Del latín, Tripaliare.

Hoy no he escrito nada,
Kronos ha sido inclemente.
He intentado tomar el lapiz
Y él, muy atrevido, me ha enseñado los dientes.

—No —me ha dicho,
—Usted vuelve a su silla,
se pone el traje, anuda la corbata
y se encierra en la oficina.

—Mirad que quería escribir el hombre
condenado a la vida corriente.
Usted se concentra en lo mundano
y se queda trabajando cueste lo que cueste.

Y así como, sin comida el poeta se muere,
obligado estamos de seguir trabajando.
Pero por mientras, un par de versos disimulados,
No se vaya a desacostumbrar la mano.

No se vaya a desacostumbrar la mente,
de tanto nutrir al cuerpo esclavo.
No, que cante el alma oculta.
mientras Cuerpo y yo, trabajamos.