Del cielo vacío
han caído las estrellas,
tintineando, todas ellas,
al estrellarse contra el suelo.
suenan a desconsuelo,
al llanto de un pequeño,
a la caída de un sueño,
a la soledad forzada.
Y en cada paso que daba,
en mis pies descalzos,
se van clavando los pedazos,
filosos como el silencio.
y mientras ando, pienso.
¿No serán estos los restos,
de lo que alguna vez estuvo en mi pecho?
¿los restos de lo que ando buscando?
Pero aun así, avanzo,
segundo a segundo por el camino,
paso a paso por el destino,
No debemos quedarnos estancados.
Porque sé que en algún lado,
al final de todo este sufrimiento,
alcanzaré ese firmamento,
de donde cayeron estos retazos.
Y dejaré de recoger trozos,
con mis pies desnudos.
Podré al fin ponerlos en el muro,
y admirar, al fin, mi destino,
El principio, el porqué y el final de mi camino.