¿Acaso no es irónico este mundo?
¿Acaso no divierten sus coincidencias?
¿Acaso no cuesta convencer a la conciencia,
De que en verdad no hay un destino injusto?
Si se esfuerza en cruzarnos
gente al camino,
que se vuelven importantes
como si les conociéramos de antes.
Lugares que no habíamos pisado antes
se sienten como conocidos,
y empezamos a ver señales,
a ver mensajes, a ver guiños.
¿Acaso es tan simple nuestra mente?
¿Tanta la necesidad de un destino?
El mundo se vuelve importante,
Y parece, sí parece, posible el buen sino.
Y de pronto la burbuja explota
Y el mundo continua el giro.
Se quedan atrás las coincidencias,
se aparta el toque divino.
Y, como soltados de la mano,
caemos de nuevo al vacío
Y la trascendencia, el objetivo,
desaparecen en un suspiro.
Creer o no creer en el destino, esa es la cuestión. Precioso poema. Besos a tu alma, amigo.
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Cual más digna acción el animo entonces?… Muchas gracias como siempre Mmaestra.
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Pocas cosas se me ocurren más irónicas, guasonas y crueles que el destino, así que ¡Dios nos libre de que se levante con el pie izquierdo! Un poema precioso, ask.
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Agradecido, y me sumo a aquella petición, mira que encontrarse con un destino con el animo atravesado ha de ser «desastroso».
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¿Acaso no es todo azar, y por azar encontramos respuestas (si es que las encontramos)?
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Loado sean el azar y el Kaos sin los cuales no habrían respuestas a mi infinidad de preguntas… y sin cuales respuestas tampoco habría material para más y más preguntas. 😀
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Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
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