Por las grietas que dejó el triunfo,
cabalgó el jinete del hambre,
siguiendo el mismo rumbo,
olisqueando su corcel la sangre.
Por aquellas bocas de tierra,
devoró todo a su alcance,
devoró bestias, mansas y fieras,
devoró almas en menos de un instante.
Se bebió los ríos, los mares y los lagos,
se comió los bosques y los montes,
no quedo nada de pie hasta el horizonte,
nada, salvo un desierto aciago.
Sólo pequeñas luces
de esperanza escondidas,
su última tentación,
su última comida.
Temible Pantagruel o Gargantúa, o ambos.
Y parece que al pobre segundo jinete tan solo le quedan pocas y pequeñas delicatesen de las esperanza humanas bien escondidas en cuerpos temerosos más escondidos aún.
PS.—Supongo que también se comió una tilde 😛 «devoró todo a su alcance»
Me gustaMe gusta
A esperar a que sepan esconderse lo suficientemente bien y sí, ese goloso, hasta las tildes se devora.
—ESCUPELA! ESCUPELA! JINETE MALO, ESCUPE!
Me gustaLe gusta a 1 persona
Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
Me gustaMe gusta