Yacer,
muy adentro de ella.
Y brillar, diamantina,
como si fuéramos una.
Acoger,
en un abrazo,
cada rayo suyo,
esconderla en mi regazo.
Escapar,
por entre sus dedos,
cálida, serena,
beber su veneno.
Apretar,
con piernas y brazos,
absorberla con un beso,
con un beso desalmado.
Y fundirse,
en su centro,
ser una fuera, una dentro,
cómo el aroma y el viento.
Y fundirse,
sin nada de trabajo,
como la hierba lo hace en el prado,
una arriba y la otra abajo.
Y que la luz se haga fondo,
y que la oscuridad destaque en ella,
se ensombrezcan los rayos,
y brillen las lenguas.
Que no hay una sin la otra,
ni la otra sin ella,
fundidas en una abrazo,
a bailar de nuevo, empiezan.
Pura y bella poesía.
Hermoso.
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Gracias, me alegra os guste.
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En fin un poema como me desarma, me deja sin argumentos. Decir que es bello es muy poco, yo diría que tus palabras son estrellas que miran e iluminan al lector. Gracias. Besos a tu alma.
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Mientras algo hagan sentir, yo servido quedo. Que no hay nada peor para el que escribe, creo yo, que perderse entre el polvo del tiempo.
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Lo he tenido que leer dos veces, que no me había fijado que las estrofas estaban a derecha e izquierda 😀 😀 😀 😀
Muy bonito 😉
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Ja ja ja, igual la idea es qués e leyera más de una vez, aunque no esperaba que la razón fuera aquella que mencionas.
Trate que sobra bien leyendo la columna izquierda y luego la derecha y a la vez de una en una. Pero bien, lo importante es que esté. 😛
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Me gusta cómo acomodarse las estrofas. Muy bellos
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Gracias, me alegra que os haya gustado.
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