Si el dolor ha de ser eterno,
si la pena no piensa en marcharse,
si la cicatriz no podrá cerrarse,
ni desaparecer el sino funesto.
Al menos que tenga sentido,
todo este sufrimiento,
que se convierta todo lo que siento
como el agua se convirtió en vino.
Padre nuestro,
toma mi sangre,
y pinta con ella el cielo.
Padre nuestro,
toma mis gritos
y reescribe con ellos el mundo.
Padre nuestro,
toma mis lagrimas
y llena con ella tus mares.
Y que en este nuevo mundo,
nacidas del arte,
crezcan sonrisas y esperanzas
como si fueran habitantes.
Como si fueran seres vivos,
de un futuro incierto y distante,
ese futuro radiante,
ese que no tuvimos.
Maravilloso!
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Gracias!
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Puede ser que que la vida un dia cambie cada una de nuestras penas en alegrias e ilusiones inesperados. Muy lindo poema. Besos a tu corazón.
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Quien sabe. La vida es tan impredecible como sorprendente.
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Pero que sin duda alguna tendremos. ¡Abrazo!
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Sin dudarlo, en algún lugar, en algún momento, quizás no en esta vida ni en este tiempo, pero sin lugar a dudas. Cómo dices tú y tus mujeres.
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Por cierto, bienvenida a escribir en este melancólico espacio y que ojalá no sea la última de ellas.
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Gracias a ti por permitírmelo. Volveré.
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prepararé café y galletas.
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Todo acto creador conlleva sufrimiento. O eso se dice… 🙂
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Ni que lo digas mi Lord… ni que lo digas.
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Yo me quedo con el consuelo de que mi mal valga para algo. Usarced, ¡Oh Gran Señor de la Pregunta!, lo expresa mucho mejor.
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