fluye,
la sangre de mis dedos,
se extiende,
trazando mundos nuevos,
montañas de letras,
unos y ceros,
hiriendo a la vista,
hiriendo de nuevo,
¿dónde quedaron
las promesas, los te quiero?
¿dónde todo aquello?
¿dónde lo nuestro?
frágil futuro,
apenas un huevo.
cayó del altar
donde tus pies descansan,
donde mi corazón se hace un hueco.
se hizo añicos,
dibujo en el suelo.
Como un niño,
un niño pequeño,
las manos manchadas,
de sangre y ceniza,
cual cenicero.
Quemadas las voces,
quemados los sueños,
burbuja de napalm,
volando hacía el cielo,
Alsino maldito,
cargado de recuerdos.
Te elevas, lejos,
más allá del tiempo.
Las añoranzas, el dolor, la nostalgia y el recuerdo se convierten a veces en un bello poema, como este tuyo. Besos a tu corazón.
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Así es, de algo que sirvan los dolores ¿no?
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La sangre y la ceniza, al mezclarse, producen una pasta bastante pegajosa y guarrilla 🙂
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Suena a que lo dices por experiencia propia y me da un poco de cosa preguntar como lo sabes.
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😀 😀 😀 😀
No, no te creas… Es experiencia visionada en películas 😀 😀 😀
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Uffff… mi maquiavelica mente ya estaba armando multitud de universos astados, sanguinolentas y cenizas para concebir la imagen.
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