Negaré tu nombre,
negaré tu existencia.
aunque me sangren los labios,
aunque me sangre la conciencia.
Creeré aquello de la distancia,
aquello de que era una suerte para algunos.
No diré que te recuerdo durante el ayuno,
o durante el desayuno,
o durante el almuerzo, la once, la cena.
o siempre, para ser justos.
Haré como que me he olvidado de la pena,
de tu rostro, de tu sonrisa eterna,
volveré tu rostro una figura difusa,
mientras guardo las ganas de arrancarte la blusa
en algún rincón al fondo de una excusa.
Disimularé el miedo en la rutina,
aplastado bajo montones de días,
ahogado bajo la comodidad de la vida,
guardado en una ausencia inducida.
Seguiré adelante,
haciendo como que no miro
esa meta elegida al lado de tu vida.
Seguiré a mi modo,
haciendo como que el alma no te añora,
seguiré lejos
por ahora.
Precioso!! 🙂
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Me alegra que os guste. Gracias!
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Ah, y bienvenidos sus comentarios por mis tierras.
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Uf que fuerte! Excelente 👏🏼
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Sí, para ser sincero sí. Bienvenidos sus comentarios por mis tierras.
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Que terrible sensación más bien narrada.
Si el lazo del recuerdo aprieta,
el nudo de tú presencia ahoga.
Huir o morir a tu lado cada hora.
Un abrazo.
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( *.*) Lo has dicho sublime….
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Reblogueó esto en Directas & Indirectas.
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De acuerdo. Por ahora. Pero… ¿y luego?
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Esa, Milord, es la pregunta.
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Disimulando el dolor que causa la ausencia… Es precioso y un un lujo leerte. Besos a tu corazón.
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Por lo menos hay maneras de levantar la válvula para que la disimilación no haga estallar la carne.
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