En el carromato plateado

Se cubrió ella con su sombrero de bruja,
se alborotó el dorado pelo,
con una sonrisa tímida se acerco a su espejo,
La forma de un mundo envuelto en burbuja.

Se sentó frente al artefacto,
con parsimonia estiro sus brazos.
e invoco al dios de los amores lejanos,
a la Luna perdida y a todos sus astros.
Pestañeó, y la luz dio un respingo.
Acarició el cristal, se dejo llevar,
y observó el fruto de sus caprichos.

Él le miró desde el reflejo,
enmascarado, el manto puesto.
retirando el gesto,
un leve amago de extender la mano.
siempre detrás del cristal de lo soñado.

«Benditas ilusiones, benditos recuerdos,
benditas la magia y sus efectos»,
pensó ella tragándose el anhelo.
Y la imagen despareció con el viento,
el viento de un suspiro con dueño.
Atravesó el carromato plateado el reino,
llevándose a su reina lejos, muy lejos.

13 respuestas a “En el carromato plateado

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