Nací al morir el perro,
un aullido, un lamento,
un alma sin cuerpo.
triste esencia vagando en el firmamento,
persiguiendo sombras,
persiguiendo sueños.
Un grito de sufrimiento.
¿Volverá alguna vez a encarnarme,
a vestirme de pelo,
a ponerme el manto,
revivir al perro muerto?
¿O será mi destino hacerme humo,
fundirme en lo etéreo?
Desaparecer como estos versos,
cuando muera el recuerdo.
Apenas unas líneas, seré,
apenas un ¿recuerdas?
Quizás algún día, ni eso.
Lo triste es que va a llegar un día que nadie nos recuerde.
Bonita poesía. Me gustó.
Abrazos.
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En algún momento, sí. inevitablemente. Tras unas cuantas generaciones, invariablemente a menos que… rasguemos nuestro nombre en piedra… o construyamos una pirámide, lo que pase primero.
Me alegro que os haya gustado. Como siempre, gracias por pasar por aquí.
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Ni como humo quedaremos. Mi esperanza es que con el devenir universal, mis átomos formen parte de una estrella, de un planeta, incluso de algo vivo. Pero no será mi «yo» siquiera en parte. Y al final morirá eternamente. Es lo que tiene la entropía.
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Maldita entropía. revolución yo digo! REVOLUCIÓN!
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Nada, no te desgañites. Universo de núcleos fríos de estrellas, te lo digo yo… En 20.000.000.000 todo apagado, si no, ya lo verás —es un decir—.
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me hiciste recordar un cuento… bueno a medias, por que no me acuerdo de como se llama ni como buscarlo pero de que lo leí lo leí
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La última pregunta- Isaac Asimov.
lo recordé!
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¡Hombre! El gran Asimov.
¿Dices que es «La última pregunta»? No lo conozco y creo haberlo leído todo… A buscarlo que voy.
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Cuento corto y provechosos, lléveselo a su rincón.
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Agradezco a vuesa merced la indicación, que apunto.
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Ya luego me da su parecer
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