¿Y que haré cuando se me acaben las canciones?
¿Cómo echaré fuera las emociones?
¿Que haré cuando se agoten las palabras?
Cuando ya no hayan más letras que cubran tus faltas.
Obligado me veré a rasgar pedazos de mi alma,
convertirlos en melancólicas letras
y a colgarlos de alguna entrada,
quizás cuando veas la etérea sangre
allí, encajada en tu pantalla,
entiendas cuanto me haces falta.
Seguiré convirtiendo en letras,
cada pedazo de mi esencia,
hasta que ya no quede nada,
soló una vacía cáscara muerta.
Precioso poema, espero que nunca se te acaben las letras. Un abrazo.
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Muchas gracias.
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No te preocupes: La sublimación de cualquier líquido o sólido da un volumen de gas inmerso. Incluso mientras te desangras para que nosotros nos alimentemos con tus letras, estoy seguro, puedes recuperar la cantidad perdida.
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A procurar mantener encerrados esos gases para poder luego… un momento, eso no ha sonado tan bien como yo esperaba.
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Los gases escapándose nunca suenan bien. Ni poéticamente.
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¿Eso me sonó a reto?
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Como sonar, sonar, sonó a…
Pero ya puestos, ¡venga ese recto! digooooo, reto, en qué estaría pensando.
¡Gases del Averno! ¡Flatulencias de Hades! ¡Cuescos de Hefestos! ¡…y lo que sea que pueda expeler el ososo Caronte! —o Flegias o Curro Jiménez, que no tengo muy claro quién se dedica a eso ahora—.
¡Emanaciones! ¡Vaharadas! ¡Vapores insanos! Yo os lo ordeno: ¡Inspirad a Askmaster!
—Sí, señores… pero no se me alboroten… sí, estamos con esos nombres germánicos… luego lo discutimos…—
Decía que: ¡Inspirad a Askmaster!
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Bueno… eso explica las entidades vaporosas que me visitaron por la noche.
Os mandan saludos, por cierto.
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