Tengo miedo,
de olvidar tus ojos,
Y no reflejarme nunca en ellos.
Tengo miedo,
De que tu boca se me borre,
y de no probar sus bordes.
Tengo miedo,
de no degustar nunca
el sabor de tu lengua.
Tengo miedo,
de que la sed que siento,
no se apacigüe nunca
con el sudor de tu cuerpo.
Tengo miedo, que luego,
no seas más que un recuerdo.
O aun peor, ni eso.
Me ha sorprendido, gratamente, encontrarme, de casualidad, este blog. Me quedo por aquí. ¡Enhorabuena por el contenido! Un abrazo.
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Gracias, es un honor que estando de paso por mi alma haya decidido quedarse. Hay un rincón ahí, entre los miedos y las preocupaciones libre, por si gusta de sentirse más cómodo.
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Ahí me quedaré, intentando hacer de ellos mi fortaleza.
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Gracias de nuevo. 🙂
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Reblogueó esto en rererebloguer.
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Versos llenos de deseo…todo lo que buscas se encuentra al otro lado del miedo 😉
Lo encontré osadamente genial.
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Que bueno que os haya gustado Sel. Como siempre gracias por estar.
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Enorme lo de…
«Tengo miedo,
de no degustar nunca
el sabor de tu lengua.»
Más incluso que lo del reflejo en los ojos del principio. Gran imagen, en serio.
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Que bueno que os haya gustado Milord, y ojala se puedan ir mejorando cada día las imágenes… por lo menos es mejor que la de los pompones.
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Temor que nos regalas a los despistados por naturaleza… Eres incorregible.
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Sí, me lo dicen bastante seguido.
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