Baila el demonio en su orilla,
en sus ojos la luz no existe,
una ausencia oscura,
ensombrecida por la privación,
de aquella luz que el mundo le negó.
Lleva ostentosas ropas,
pero es como si estuviera desnudo
porque solo tiene ojos
para aquellas que no son suyos.
A su ausencia fue creado,
cuando al abrir los ojos,
la vio antes de su partida,
reflejada en la superficie del lago,
dividida.
Y la imaginó compartida.
Por otros demonios adorada y temida.
Baila el demonio en su orilla,
los ojos antes cocidos, abiertos.
Baila atento,
de todo lo que los demás ostentan.
siempre a la espera,
de que su falta sea eterna,
para no verla con otros,
para que nadie más la adore.
Para que su recuerdo sea suyo,
antes que compartirla mejor muerta.
¿Volverá su luz a apaciguarle?
¿Se los llevará con ella?
¿O es que han venido para quedarse
para dominar al alma muerta?
Ignoraba que este demonio existiera en los siete que ya serán más de siete. Y me corroe una envidia insana, un sentimiento corrosivo porque no se me haya ocurrido a mí y a ti sí. Que baile el demonio, que yo me reconcomo.
Me gustaLe gusta a 1 persona
O_o… de hecho hasta aqui van siete solamente… lo que no significa que…
Me gustaLe gusta a 1 persona
Me falta el triste, creo recordar, pero no estoy seguro.
Además, ya te dije que podías sacar decimales 😉
Me gustaMe gusta
Creo que depende del lado del charco, para mi la novedad fue el triste y envidia la conocida. Por eso estarán ambos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cipriano de Cartago —lo acabo de mirar, no te creas orto el caso— coloca esos ocho. Esperaremos el o los que nos pongas a bailar, hasta que la Luna los llame al orden.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Pondremos los ocho sí que sí… con la tristeza coronando los siete.
…
Esa será una larga espera.
Me gustaLe gusta a 1 persona