Se eleva la Luna por el claro,
sus rayos acarician la tierra.
Aúllan los lobos, en tanto,
vaga el alma perdida en las tinieblas.
Van a por su presa, rabiosos,
saltando entre espesura y tronco,
los labios recogidos, los ojos rojos.
Quieren conseguir la mejor pieza.
El alma les oye pero no tiembla,
aborta está en sufrir su pena,
En el centro e su pecho un agujero,
de lado a lado le atraviesa.
Lo lobos han llegado a su vera,
listos a saltar sobre su presa,
un ultimo rayo, plateado, la atraviesa.
La última esperanza apenas.
El alma abre los ojos, al fin despierta,
Los lobos vuelan, las mandíbulas abiertas,
la luna observa, ¿Impasible, atenta?
Un destello, rojo sangre, y la espera…