Reza a sus Dioses el Pygmalion moderno,
que tiene más de Shakespeare que de Ovidio.
¿Lograra rescatar a su reina del olvido?
Hacer que deje de ser un personaje de cuento.
Ruega todos ante su imagen acostado,
rosando con los dedos aquellas únicas letras,
deseando con el alma en un hilo que aparezca,
que se materialice y se acomode a su lado.
Escultura forjada de ilusiones,
de no contados amores y secretos,
de confesiones y de íntimos desvelos,
y sobre todo erguida sobre suposiciones.
¿Esta mal sufrir por aquello que no se debe?
Una imagen o una idea hecha verdad.
Tan cierta que hiere de gravedad.
¿Se puede controlar cuanto se quiere?
Reza Pygmalion hoy, la cara en sus manos,
– Vuélvete verdad mi querida reina,
demuéstrame con tus manos que eres cierta,
Que mis desvelos y mis penas no son en vano-
Y sigue el escultor de ideas admirando su invento,
esperando, deseoso, anhelante, inocente,
atento a cada movimiento, esperando pendiente,
que venga y le ponga fin a su cuento de Invierno.
Espero que tu poesía conceda a Pigmalión el deseo de conocer su creación en carne y hueso 🙂
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