La Oscuridad está allá abajo, acechante.
mientras yo estoy acá arriba, anhelante.
¿cómo caí en este hechizo?
¿cómo llegue al borde de este precipicio?
En el fondo brilla una luna sonriente,
tentadora y refulgente.
reflejada en algún lago dormido,
en el fondo y en la oscuridad escondido.
Caminé hasta su orilla por propia voluntad,
Por su abismo, atraído y encantado.
Era como estar enamorado,
seducido, inevitablemente, por su peligrosidad.
Salta hacía mí susurraba,
el viento bailando en mi cabeza.
corre, salta, danza, tropieza,
la sonrisa de la luna te recibirá encantada.
¿Cuando debemos escuchar a la brisa?
¿Cuando debemos poner los pies en la tierra?
¿Saltar al vacío y caer sin prisa?
¿Dar vuelta atrás y bajar por la sierra?
Así me quedo al borde del abismo,
vacío e hipnotizado por el deseo.
Doy un paso adelante, vacilo.
Al borde siempre, aunque muchos se consideren a salvo, ejecutando el sencillo acto de mantener los ojos fuertemente cerrados. Al borde.
Estupendo. Un abrazo
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Sí… eso de cerrar los ojos es verdad. para engañarse…
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Interesante reflexion, la famosa zona de confort…salir de ella o quedarse?
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esa, es la pregunta casi correcta.
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Me gustó mucho. Todos vivimos al borde del abismo, pero mejor dar un paso atrás y volver por la sierra. 🙂
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esa es la duda… por eso el ultimo verso está incompleto.
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Después de releerlo creo que lo entendí mal, yo como siempre pensando en lo malo. Pero de todas formas, cuando uno no está seguro de lo que debe hacer, mejor no dar ese paso adelante (sea lo que sea).
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